“El censor y el arte, desde Sor Juana a Pasolini” por Rómulo Páez

“El censor y el arte, desde Sor Juana a Pasolini” por Rómulo Páez

April 26, 2019 0 By Hector Luis Rivera

 “El censor y el arte, desde Sor Juana a Pasolini” por Rómulo Páez

 

    Somos parte de una sociedad moderna en la que llegamos a pensar que esa modernidad que va paralela con el desarrollo continuo no solo de la ciencia, sino también, con los avances sociales y humanísticos, es comprendida y aceptada por todos. Sin embargo, no es así, en nuestros días seguimos enfrentando manifestaciones caducas de incomprensión para la expresión de nuestras inquietudes intelectuales, como ciudadanos y creadores artistas. Una de ellas es la libertad de expresión que bajo la máscara de los valores morales es a diario solapada.

     El teatro, la literatura, la pintura en el pasado y más reciente en el cine y las artes visuales en general, sin olvidar los experimentos científicos, han sido áreas de la cultura que siempre han estado a cargo de los criterios y gustos de los censores. Los artistas han venido padeciendo como víctimas directa el privársele la libertad de exponer sus obras porque rompen con  normas establecidas. A los creadores y artistas que se atreven a crear obras sin seguir los cánones establecidos por los sectores oficiales, se les aplica la censura y se les prohibe la publicación o el derecho a exponer sus trabajos, sus obras de arte, se les persigue y hasta se les denuncia como criminales.

    Para justificar la protesta en contra de las obras artísticas lo primero que se esgrime en su contra son los prejuicios morales. Muy pocas veces se recurre al análisis crítico de la obra como arte en sí, sino, que se toma en consideración lo exterior de ella porque lo que le interesa al censurador es censurar lo que le molesta sin tomar en consideración el valor artístico de la obra. Esa realidad la ha venido sufriendo el artista, el creador, investigador desde épocas remotas, no es nueva. Lo lamentable de esto es que a pesar de los adelantos en la cultura, en las áreas sociales y políticas, de la existencia de teorias y esfuerzos que se han venido haciendo con el objeto de crear conciencia y que se respete la creación del autor, aunque no estemos de acuerdo con su creación o su ideologia, no han dado los suficientes resultados.

    Nuestra literatura latinoamericana tiene infinidad de ejemplos de la censura, desde los niveles gubernamentales hasta la privada. Porque se da el caso, que para ejercer la censura existen diversidades de excusas y vías que le permiten al censor poder ejecutarla. Esta se puede patrocinar y difundir desde el correveidile, la manifestación a través de organizaciones hasta la prohibición amparada por las leyes.

    No podemos olvidarnos de Juana Inés de Asbaje y Ramírez de Santillana, conocida como Sor Juana Inés de la Cruz que nació en Neplanta, hoy ciudad de México, el 12 de noviembre 1651 y murió el 17 de abril de 1695 en la misma ciudad mexicana. Fue poeta, dramaturga, ensayista, compositora e incursionó en las ciencias. 

    El caso de Sor Juana Inés es bastante conocido gracias a que fue una niña prodigio, a los tres años sabía leer y escribir y a los ocho ya escribía poesía. Sor Juana decidió ingresar al convento Orden Jerónimo porque le pareció que era el único espacio físico en el cual podría vivir para realizar y desarrollar sus inquietudes intelectuales, al mismo tiempo que evadiría el matrimonio. Pero se olvidó de algo, o no lo tuvo en cuenta, o quizás lo ignoró a conciencia, lo cierto fue que nuestra escritora no tomó en cuenta que su sociedad estaba gobernada por los hombres, y que por esa razón no iba a poder disfrutar a plenitud de su ideal de libertad.

    Además, su inteligencia, su formación intelectual, su poesía, su teatro, sus ensayos y su simpatia le granjearon las envidias de sus superiores eclesiásticos y escritores. Se le criticó el hecho de que como mujer realizara las actividades intelectuales que supuestamente eran privilegio de los hombres. Se le torturó psicologicamente, se le persiguió y se le denunció ante las autoridades eclesiásticas por su comportamiento de mujer avanzada para su época. Esas autoridades eclesiásticas le allanaron su celda y confiscaron sus libros e instrumentos de investigación científica; celda que llegó a ser un punto de reunión de poetas e intelectuales y el espacio en el que ella escribía, estudiaba y realizaba sus experimentos científicos. Uno de los precursores de la censura en contra de Sor Juana fue el Obispo de Puebla Manuel Fernández de la Cruz que le recomendó, se dedicara a la vida monástica que estaba acorde con su condición de mujer y monja porque la reflexión teológica estaba reserveda a los hombres.

    Si lo de Sor Juana Inés de la Cruz pasó en el siglo XVII, lo de Mercedes Cabello de Carbonera sucedió en el siglo XIX. Mercedes Cabello de Carbonera nació en Moquema, Perú el 07 de febrero de 1849 y falleció el 12 de octubre de 1909.  Sus primeros trabajos los publicó con el seudónimo Enriqueta Pradel. Fue periodista, novelista, ensayista.

    Cabello de Carbonera participó en las tertulias de Juana Manuela Gorriti en donde se codeó con escritoras y escritores de mentalidad abierta. Se dedicó a escribir sobre la emancipación de la mujer y la situación política existente en su país. Pero por sus ideas, y además por ser mujer, se le censuró. Esa censura vino en la mayoria de los casos por parte de los escritores, pero también la sintió de algunas escritoras, como fue el caso de su amiga Gorriti. Al publicar Blanca Sol novela que denuncia el estilo de vida social y política de su época, la crítica se proliferó con más soberbia en contra de Cabello Carbonera. María Nelly Goswitz comenta:

   “En su condición de novelista, Cabello recibió halagos y premios, pero fue también víctima del odio de sus contemporáneos. Sin embargo, así como muchos letrados peruanos la han ignorado, muchos de ellos la han consagrado como la precursora de la novela peruana (realista-naturalista-social). Como bien lo ha confirmado Castro Arenas la posición de narrador omnisciente que adopta la autora en sus novelas la perjudicó,             pero también la consagró como una escritora comprometida ante la problemática social y moral de su tiempo (Castro Arenas 98) Y, si a esto  se suma, lo que afirmara Luis Alberto Sánchez sobre su mérito de escribir novelas realistas en un medio aún dominado por el eco romántico, se  puede entender el porque del rechazo hacia su persona por parte de la élite ilustrada peruana.*

    Como se ve a Mercedes Cabello de Carbonera tampoco le fue bien con la censura.

     A comienzos del siglo XX la que sufrió los embates de la censura fue la escritora venezolana Teresa de la Parra a raíz de la publicación de su primera novela, Ifigenia. Los sectores mantuanos que permanecían en la Caracas del comienzo del siglo se ofendieron con lo que la joven protagonista escribió en su diario.

    En un texto autobiográfico fico que Teresa le envió en 1931 a un profesor de literatura española en los Estados Unidos que le había solicitado su segunda novela Las memorias de mama Blancaella le narra parte de su experiencia infantil en la hacienda el Tazón en Caracas, propiedad de su padre, y su viaje a España al quedar huérfana de padre, así como también, lo que al regresar a los 18 años a Caracas observó en la sociedad caraqueña. Entre las cosas que destaca es el gran divorcio que existía entre la mentalidad de la mujer joven de ese momento con respecto a la mentalidad de la mujer de la generación anterior. Y confiesa que ese estado de contradicción en la mujer joven criolla fue lo que la llevó a escribir su primera novela. En la cita siguiente podemos apreciar su apreciación sobre lo que para ella significó la crítica a su novela:

Este continuo conflicto femenino con su final de renunciamiento me inspiró la idea de mi primera novela Ifigenia. La crítica que encierra  contra los hombres y ciertos prejuicios hizo que en mi país la recibieran  con algún mal humor. Algunos círculos ultracatólicos de Venezuela y Colombia creyeron ver en ella un peligro para las niñas jóvenes que  la celebraban al verse retratadas en la heroína con sus aspiraciones y sus  cadenas. La novela fue atacada y defendida con gran exaltación en diversas polémica, cosa que contribuyó a su difusión. **

    Como hemos destacado al comienzo al hablar de la censura, para Teresa también la razón de la censura a su novela fueron los prejuicios de ciertos sectores.

   Diego Rivera pintor muralista mexicano nació el 12 de agosto de 1886 y murió el 24 de noviembre de 1957. Rivera fue un artista comprometido politicamente, por eso sus murales contienen un mensaje social de acuerdo a su ideologia. Él vino a los Estados Unidos en los años de 1932 al 33 contratado para pintar algunos murales. Entre los murales encargados estaba uno para pintarlo en el nuevo edificio de la RCA en el Rockefeller Center en Nueva York. Él lo pintó, pero el mural fue destruido por orden de uno de los Rockefeller porque en el mural aparecía Lenin.

   Rivera volvió a pintar el mural en otro lugar, y aunque no pudo lograr su deseo de que se lo aceptaran en Nueva York, su pintura pudo sobrevivir.

   Jean Paolo Pasolini, Periodista, escritor, poeta y director de cine vino al mundo el 5 de marzo de 1922 y se fue el 2 de noviembre de 1975. Desde joven Pasolini fue un hombre comprometido en lo social y político. Los temas de sus películas al igual que su producción literaria fueron sobre crítica social, política y religiosa.

      Safo´ o Los 120 días de Sodoma fue una adaptación para el cine de la obra  con el mismo título de Donatien Alphone Francois de Sade. El marqués de Sade la escribió en la prisión de la Bastilla, y se dice que fue una crítica a la clase elitesca de su tiempo. Esa obra como otras escritas por Sade fueron consideradas obcenas y su publicación estuvo prohibida se podría decir que hasta el siglo XX.

    Pasolini al hacer la adaptación de Los 120 días de Sodoma cambió el espacio temporal y espacial original en que el Marqués había escrito su obra, al mismo tiempo que también cambió los personajes al momento histórico en que él, Pasolini, estaba viviendo en su país. Por tanto adaptó el tema y la estructura de la obra, al momento social y político al período del nazismo italiano.

    Se dice que Pasolini fue amenazado de muerte a consecuencias de sus producciones cinematográfica, en especial Safo´. Días antes del estreno de la película Pasolini apareció asesinado, siendo un misterio el asesinato.

    Los ejemplos citados permiten comentar lo siguiente: independientemente de los criterios utilizados para ejercer la censura en contra de las escritoras y los creadores, está demostrado el valor artístico de las obras producidas por ellos, porque sus valores literarios y temáticos están vigentes; Y si por si fuera poco, además, consta que cuando se aplicó la censura a las obras, se hizo sin tomar en consideración la calidad artísca de ellas. Los censores desconociendo el valor artístico solo tomaron en cuenta sus prejuicios para aplicar la censura y poder selenciar a sus autores.

    Estos prejuicios que aun siguen existiendo proceden de diversos factores como lo hemos mencionado al comienzo: en algunos casos se produce por ignorancia, en otros por ideología, bien sea, política o social, y aunque no se crea, a veces por envidia o por temor, por egoismo y paremos de citar las razones. ¿Apreciados lectores será la censura derrotada alguna vez?

*María Nelly Goswitz. MERCEDES CABELLO DE CARBONERA. Escritoras Latinoamericanas Del Diecinueve. California State University. Long Beach Universidad Nacional de Education a Distancia (UNED-Madrid)
** Teresa de La Parra. IFIGENIA Diario de una señorita que escribió porque se fastidiaba. Edición de Elizabeth Garrels. – STOKERO – 978-1-934768-12-9_SAMP.pdf – Adbobe Reader.

R.P.C.

22/04/2019