
En el Instituto Alejandro Tapia y Rivera me descubrí
September 24, 2025
El 25 de agosto 2025, por iniciativa propia, ya que parece que es el secreto más escondido de los teatristas isleños, fui a visitar el Instituto Alejandro Tapia y Rivera, y descubrí que más que un secreto escondido, es un TESORO escondido, que al parecer, no querían que yo encontrara. Y malo yo por escuchar y prestar atención a idioteces y no preocuparme por investigar más a fondo a los ganadores de premios LATA (Latin Alternative Theater Award) como al admirado y respetado dramaturgo, historiador, director, actor, escritor y docente Roberto Ramos Perea, que es el Presidente del Instituto y a su hijo Hugo Sebastián que es el Administrador. La camaradería y disposición del equipo presente ese día fue de primera me sentí algo así como un hijo pródigo que regresaba a su casa. Como no fui preparado no pude grabar la visita, cosa que haré próximamente para nuestro canal en YouTube, así que solo disfruté como un feligrés disfrutaría una visita y charla en el templo mayor.
Quedé fascinado con el caudal de información cultural, sobre todo teatral y cinematográfica del centro y saber que es el sitio ideal para mi y para cualquier persona que quiera documentarse “históricamente” desde las raíces teatrales y cinematográficas de Borinquén hasta el presente. El centro que lleva el nombre del intelectual, dramaturgo y escritor Alejandro Tapia y Rivera, considerado como “el escritor puertorriqueño más importante del siglo XIX” tiene la sagrada misión, entre otras tareas, como señala en su página digital, “de la recopilación, preservación, discusión, análisis, divulgación, producción y publicación de la literatura dramática y el cine puertorriqueño en todos sus aspectos y la producción teatral de obras de carácter histórico, así como los estudios sociológicos, históricos, culturales y estadísticos que todas estas y otras manifestaciones culturales, sociales, políticas y científicas afines que se generan en la discusión intelectual de la Nación Puertorriqueña.” Y por lo que vi y olfateé, siguen cabalmente su objetivo.

El instituto tiene una vasta documentación hemeroteca y biblioteca sobre dramaturgos, actores y directores puertorriqueños, sus obras, fotografías, álbumes de recordación, revistas y libros relacionados que cubren, entre otras cosas, la literatura dramática nacional, la cinematografía nacional, la intelectualidad puertorriqueña negra en todas sus manifestaciones así como el teatro y el cine de la diáspora en los Estados Unidos.
A pesar que el concepto de “diáspora” no quiero que me identifique, ya que suelo decir que soy un escritor puertorriqueño que vive en Nueva York, nunca me han gustado ese tipo de “etiquetas”. Llamó mi atención que el maestro mencionara que hay artículos y documentación sobre el teatro realizado por boricuas en la gran urbe y parece ser que mi expresión, lo motivó a tomar, al azar, un libro del estante y me dice, “en este tomo verás que sí tenemos documentación sobre ello.” Yo leo el título “Teatro Nuyorican y Teatro puertorriqueño en Nueva York” y creo que lo hojeé con tanta admiración y emoción ya que tenía en mis manos algo de lo que yo sí conocía, el teatro nuestro, el “made in the big apple”, que al verme, el maestro dijo “puedes quedarte con el”. Más rápido que ligero guarde el libro, que en realidad es un “Boletín del Archivo Nacional de Teatro y Cine” y seguí admirando los anaqueles como si estuviera observando una de las 7 maravillas del mundo, digo si son sólo 7. Y salí de allí inflado como el descubridor de una nueva especie floral que cargaba en el bulto una reliquia.

Hoy, 23 de septiembre, finalmente empiezo a sacar las cosas de la maleta y saco “la reliquia”, empecé a hojear más detenidamente las páginas y cuando llegó a la página 82, el grito que me salió, sólo se puede comparar al “El grito de Lares”, que en este día se celebra en la isla borinqueña, porque al igual que aquél que fue un grito de libertad, yo que fui malsanamente traumatizado por un ente de que en la isla no me conocían y mucho menos mi trabajo, en esa página 82, encontré mi “libertad del ente castrador”, porque allí está mi nombre y los títulos de las obras que estrené de mi autoría y las que había adaptado entre el 1988 hasta el 2006. ¡Ya en mi sagrada isla había constancia de que esta joyita, existía! Seguiré hojeando por lo pronto este boletín, porque no puedo dedicarme a leerlo enteramente por los múltiples compromisos teatrales y no teatrales que me esperan esta temporada, pero seguiré documentándome de nuestro teatro y visitando este instituto del que ya soy parte, ya tienen mis títulos, pronto tendrán las obras porque esta joyita, en esos archivos, quiere estar por toda la eternidad. Gracias, Sensei Ramos Perea por esta magna labor.

Para más información del Instituto Alejandro Tapia y Rivera visite el siguiente enlace https://www.institutoalejandrotapia.org
Parte de la información utilizada fue adquirida directamente de la página digital del Instituto Alejandro Tapia y Rivera (Fotos: El Colora’o”)
Héctor Luis Rivera
23 de septiembre 2025
Nueva York
