“Mai: el tiempo y las verdades evidentes”,  por Carlos Rojas

“Mai: el tiempo y las verdades evidentes”, por Carlos Rojas

November 14, 2023 0 By admin

Mai: el tiempo las verdades evidentes

por Carlos Rojas*

criticarojas@gmail.com

“Y yo… continúo exorcizando

familiares en un bosque de Connecticut”.

(AUTOR- DIRECTOR durante la obra).

MAI (Isla Negra Editores, 2021)

Carlos Canales

Prólogo de Michelle Tenneyson

Uno

El tiempo lo cura todo

La Nueva Dramaturgia puertorriqueña, caribeña y latinoamericana cuenta con un autor en sintonía con lo anteriormente dicho: Carlos Canales (Río Piedras-Puerto Rico; 1955). Agudo creador cuyo teatro aglutina la posibilidad de acercarse a un eje temático como lo es la mirada/percepción de la sempiterna figura de la Mai (abuela-madre) y también plantea una penetrante increpación desde un humor corrosivo donde el absurdo no escapa de su manera de cómo indagar las aparentes bondades del progreso o de la fantasmal creencia que la religión, es una salida a los problemas de la sociedad de esta época.

No se equivocó. Todo es este tiempo el autor ha estado exorcizando monstruos y demonios que habitan en su vida y en sus propias historias. En la más reciente escritura publicada que absorbe del cuento que lleva el mismo nombre que la obra. Mai es una pieza idónea para des-velar las culpas y las arbitrariedades de una familia en palabras del propio autor cuando nos revela la premisa: “Sigo con la saga familiar. Pero esta obra trata sobre la historia de mi familia de madre, que está emparentada con la familia de mi padre”.

Estamos frente a un texto dramático amargo que expone ante el lector/espectador donde la familia de su madre: es vista desde los parámetros de ser “una irónica metáfora de la ambivalencia moral de la sociedad puertorriqueña”. ¿Y qué más se puede pedir en estos tiempos? Ya que, para nadie, es extraño que un atrevido y tan sutil dramaturgo como Canales vuelva a estos personajes -una vez más- y deje estas situaciones, sin tocarse. Nuestro demiurgo sigue exorcizando esos demonios o taras familiares de modo que, éstos queden absueltos, y sus historias continúen siempre inacabadas, abiertas a nuevas reinterpretaciones. Y esas vedades evidentes se hagan presente una y otra vez.

Tratar de definir o establecer una nueva aproximación a los conceptos de “madre-abuela”, “justicia”, “tiempo” e “impunidad”, me resulta tarea imposible. Porque, en cada situación hay una reacción y el pobre infeliz apela a la viveza como fórmula expedita que le hace rapiñar o evadir las agudezas de la crisis que toca cada aspecto del tramado socio económico-político-religioso del actual tiempo.

Más aún, sin ningún género de dudas, se puede afirmar que con la escritura de Mai cambió la forma de discernir y que, es el experimento de un autor por tratar de revelar en toda su crudeza que, en pleno siglo veintiuno, algunos seres piadosos muestran sin tapujos esas falsedades del ser/actuar en tiempos de un evidente detrimento de los valores de la sociedad y que mejor que exponerlo en la familia de su madre. Allí que, el ser social – en este caso, los personajes inscritos en El Barrio- o, son lobos que florecen en la quimera del momentáneo o, se convierten en ovejas que deberán lanzarse al éxodo con el fin de sobrevivir.

Dos

Secretosverdades evidentes

Aquí conviene detenerse. No es un argumento armado como un reloj Caravelle de Bulova. Es un texto que habla del sentir y de la reflexión de un autor que esperaba encontrar la valentía de unos seres que al escenificase no de manera tramada, sino con el fin de ser una especie de clara advertencia que muestre los filosos recovecos de una realidad asaltada de crisis. No dudo al subrayar que son capas generacionales que claman por dignidad y justicia frente a la arrogancia usurpadora. Es realidad, hecho hazaña y altercado que se funden en amarga oda capaz de denunciar sin ofender, pero si con ese inherente deseo por dejar constancia de años de deshonra y obstinadas cargas ajenas.

En dichas dificultades, almas que son capaces de ser portadores de voces olvidadas de una minoría que solo ve un escape hacia la religión por ventaja como salida/solución de algo que ha dejado de funcionar e, incluso como redención/destino que debe ser aprovechado. O, se asume, o hay que hacerse el pendejo o de la vista gorda ante el desplome moral. Se, es carne para depredadores oportunistas o se asume ser parte de un tejido que se descompone. Enlazamos con Gaby cuando afirma durante la obra: “Así pasaron los hechos. Quiero decirte un secreto. Antes de revelártelo, escucha…”

Esos hechos quedan evidenciados: tras los laberintos de la trama de Mai, se asientan personajes que tratan de asumir una fría posibilidad para lograr unos fines; sin embargo, las situaciones develan hacia el cierre de cada relación, que hay mecanismos que edifican una moral desvalijada que, tras su callada degradación, impone a unos, a actuar en la búsqueda de algo que los salve y a otros, al tratar de evitar quedarse expuestos como sobrevivientes sociales en las mentiras y en las verdades evidentes.

Ello es, posiblemente un ángulo de ataque que se deriva de lo situado dramáticamente por la escritura escénica adaptada del cuento, pero que, en la pieza teatral adquiere mayor dimensión. Canales, es un profundo autor y consumado adaptador de sus propias historias que supo sumar puntos de vistas y los traspuso en una acertada intriga donde cada componente, es trazado con fuerza.

En este sentido, lo atesoró su autor para que cada lector-espectador extraiga los elementos críticos que, en ellos subyacen, sin escamotear la acentuación de punzante humor que los ciñe en esos secretos familiares.

Tres

La familia está para ayudarse

Tremendo testimonio que nos menciona el autor cuando dice, en su texto: Mi abuela Minga le respondió: “la familia está para ayudarse”. Mi abuela Mai lloraba de agradecimiento.

Parecería que lo único que podemos constatar de esta pieza es que no es teatro poético para el deleite sino para potenciar una entonación de denuncia de una familia, de una sociedad, de un barrio, de la decadencia social, moral y política, de la marginalidad, de la religión y de una Mai, así como de varias generaciones que solo han sabido estar en eterna disputa para revertir lo que, en apariencia, va más allá del cruel acto de sojuzgamiento de una isla harta, así como de la realidad social de Puerto Rico que queda reflejada en los personajes que le dan vida a esta entramada historia.

Entonces, ¿qué es lo que ha intentado decir Canales hasta este punto de la reflexión en la obra de Mai? ¿Qué la familia es una desproporción? ¿Qué El Barrio es una quimera ambulante? ¿Cuáles son las consecuencias de decir y repetir ciertas cosas durante generaciones?

Ahora bien, las preguntan requieren de unas respuestas que nos trasladen más allá de ser una madre, de la familia, del barrio; sin embargo, Mai es todo aquello de lo que hablamos, de lo que opinamos, aquello con respecto de lo cual nos comportamos de una manera u otra; Mai es también -qué y cómo- somos nosotros mismos.

Cuatro

Mai hay una sola

Hay incluso un refrancillo medio gastado que bien puede sugerir algo y coloco a colación para nuestra reflexión y dice: “madre hay una sola y a ti como padre, te encontré en la calle”.

Desde mi punto de vista: Mai, es poesía contra la desolación; es una plegaria, un canto de esperanza que se levanta como puño y corazón en cuerpo/espíritu de madres-hijas-hermanas-abuelas-nietas-esposas-mujeres-vecinas que saben decir somos el alma de esta sociedad boricua que aspira justicia. La pregunta por el ser nuevamente está ahí. Canales ha hecho que, el interés por tal premisa recobre actualidad.

En efecto, diré que Mai es una pieza anecdótica con fricciones autobiográficas; minimalista en sus acciones, plena de sutilezas y radiantes detalles que atrapan por su encanto.

Obra escrita con rigor, precisa, bien delineada en ritmo, en ambientes, que atrapa y contiene las atmósferas a fin de que de ellas se emane un sentido de fuerza y una pronunciación conforme que envuelve y concede claridad a esas miradas íntimas que ayudan a descubrir las sentencias dramáticas que se crean tras la trama.  

Un texto que dice muchas verdades, crudezas, y esconde algunos secretos. Reflexionamos al igual que Gaby cuando afirma durante la obra que “Hablamos del pasado lejano y de las vueltas siniestras de la vida”.

Quinto

Un epilogo inesperado

En fin, algo notable para llevarse en la memoria como lector/espectador. El tiempo no alcanza, las verdades evidentes permanecen, pero esas verdades, aún siguen allí, esperándonos. ¿Lo revela Dios o lo dices tú? Lo dice el autor. Cae el telón. Fin.

(@miPuntoCritico)

Escrito en Santo Domingo, en noviembre del 2023.

*Carlos Rojas (Nueva Segovia; 1974), crítico e investigador teatral venezolano, creador del blog “Mi punto de vista crítico”. Como cineasta ha tratado de hacer uno que otro cortometraje. Es colaborador de las revistas Conjunto, Tablas, ARTEZBLAi y PasoDeGato.