Registro en curso – Notas Teatro Puertorriqueño

Registro en curso – Notas Teatro Puertorriqueño

December 26, 2025 0 By Alanis Manzano

Registro en curso – Notas Teatro Puertorriqueño Dramaturgia Puertorriqueña de estreno mundiales en el mes de octubre: “Tengo la placa lista”,  “La boda de O.T. Low Covadonga”, y “iHuman”. Por: Alanis Manzano Mercado 

    El teatro engrandece la cotidianidad y le ofrece al espectador la posibilidad de profundizar sobre lo que usualmente da por sentado. Asumir una postura radical frente una realidad difícil de cambiar es incómodo… y —de manera irónica— optamos por la ruta aparentemente más facil: sucumbir al conformismo. La escena se vuelve sublime y el espectador se encuentra ante su inmensidad. ¿Quiénes somos frente a ella? ¿Por qué la ignoramos con tanta frecuencia hasta que nos alcanza? 

   Durante el mes de octubre se dio una cartelera teatral abundante. Estrenaron múltiples propuestas teatrales, incluyendo dramaturgia puertorriqueña tanto de autores noveles como de probada trayectoria. De ese conjunto amplio me es imposible abarcar su totalidad; pero tomaré de referencia tres estrenos mundiales que, desde sus puestas en escena, exploran y cuestionan la condición humana y, de manera insistente, la condición puertorriqueña en diálogo con el pasado, presente y posible futuro. “Tengo la placa lista”, escrita por Miguel Diffoot, actuado por Víctor Alicea, arranca con ese primer reflejo en el espejo a modo de amor por el oficio artístico y el país.

  El 3 de octubre de 2025 tuve la oportunidad de asistir a la sala Carlos Marichal en el Centro de Bellas Artes de Santurce para presenciar el monólogo activado por Víctor Alicea celebrando 45 años de andamiaje artístico: “Tengo la placa lista”, escrita y dirigida por Miguel Diffoot y producida por Florentino Rodríguez y su gran equipo de Producciones Aragua, INC. Desde el momento que llegué al teatro, acompañada de la dramaturga y productora, mentora y amiga, Adriana Pantoja, percibimos un demográfico fiel a la carrera de Victor, fanáticos de icónicos trabajos y personajes que han marcado su carrera, incluyendo personajes de la televisión. Al comenzar la función se proyectó un breve documental rememorando momentos cruciales de la carrera de Victor, incluyendo sus mentores y primeras oportunidades que forjaron la estructura de este obrero del arte. Con este arranque, pensaba yo que este trabajo sería más de carácter unipersonal o a modo de conferencia escénica, un andamiaje por la vida y carrera del artista. Pero no, aunque hubo desdoblamientos, “Tengo la placa lista”, es un obrón, una historia completa sostenida con presencia y responsabilidad.

(Foto por Alanis Manzano)

El monólogo sitúa a Victoria (Vicky), vendedora de placas solares, lista para brindar un servicio ponchando con un jingle que sostiene la premisa y el pretexto para entrar al verdadero conflicto de la pieza: el derecho a recordar, el derecho a la calidad de vida, el derecho a amar y existir en plenitud con nuestros cuerpos. Pues, Victor se permitió, con un libreto bien escrito con cabida a hacerlo, a desdoblarse para recordar y posicionarse política y disidentemente desde su personaje. Le dio vida a una Vicky elegante, jocosa, nostálgica, que se frustra y se cansa de la realidad de este país que se nos escapa de las manos y nos deja a oscuras. Sostuvo sus memorias y ficciones habitando todo el espacio escénico, y con un hermoso y preciso trabajo técnico, a cargo de Guisseppe Vázquez en regiduría y Pamela López Maldonado en diseño de luces, surgieron momentos poderosos y bajo mi juicio: sublimes. Victor bien pudo hacer un performance que el público ya conociera, rememorar a sus personajes y piezas que ya estaban probadas para complacer; pero decidió arriesgarse y provocar desde la escena con un personaje que no sólo visibiliza la decadencia política, sino que dignifica las vidas y cuerpos trans que habitan esta tropicolonia. En honor al amor, a la ternura radical en tiempos de crisis y a la memoria afectiva, Victor celebró sus 45 años de carrera para dar vida a otro personaje y sembrarse como lo que es: un obrero, un obrero del arte que sostiene que el teatro provoca. De esos 45 años, llevo siguiendo su carrera mucho menos de la mitad de mi vida (25), pero Victoria permeará en mi memoria y en la historia de nuestro teatro puertorriqueño. Por esta misma línea confrontativa, “La boda de O.T. Low Covadonga” de Alina Marrero, continúa con el marco de confrontación a cacerolazo limpio… pa’ que despierten. 


Asistí a la función del 12 de octubre de 2025 en el Café Teatro Moneró localizado en el Centro de Bellas Artes de Caguas. Espacio idóneo para borrar la distancia entre escena y público. Fuimos recibidos con flores y fotografiados frente a decorados festivos. Pero la boda fue solo un pretexto. Desde las tres llamadas, Alina convocó a cacerolazos la atención del público acompañados de televisores plasmas que proyectaban frases como “Shakespeare meets reggaeton”, “No se dejen”, “Teatro Puertorriqueño” y “Otelo feminicida” para irnos revelando la intención detrás de esta “celebración” shakespeariana: revelar la violencia que nos ha asfixiado durante siglos, la violencia de género y su expresión más extrema, el feminicidio.
    Su montaje y valores de producción fueron de excelencia. Desde el trabajo actoral, gracias al elenco compuesto por Jorge Armando RiveraCarlos Esteban FonsecaSofía de la CruzFabiola Brown, Jonathan Cardenales, y Carlos Alberto Domenech,hasta el acompañamiento de música urbana —presente toda la puesta en momentos cruciales— con las participaciones del exponente urbano Yomo, que, debo decir, hizo un gran trabajo lleno de sensibilidad sin dejar caer el piquete. Pero me detengo para hacer mención del excelente diseño de vestuario a cargo de Abby Vargas, pues su diseño fue crucial para viajar entre tiempos hacia circunstancias imaginarias “bigger than life” sin abandonar el comportamiento del flow caribeño, y muy importante: que los personajes interactuaran con su vestuario. Su diseño aportó dinamismo, diversión que los personajes requerían para jugar a ‘hacer’ Shakespeare, los cuales me llevaron a pensar en el vestuario como la piel textil de un personaje en una obra de teatro, considerando lo efímero del mismo. Esto lo destaco ya que Alina en su poética coloca a Otelo muy lejos de lo superficial, sino que profundiza y lo coloca en el contexto puertorriqueño, al calentón de aquí y ahora. Fue un esfuerzo que agradecí enormemente, pues la obra articula un discurso antipatriarcal que se vuelve cercano y, en ocasiones, incómodo. Acompañada de un gran equipo de producción, Alina aplicó los códigos para confrontar directamente el estado de emergencia en el que se encuentra Puerto Rico, y expresó su deseo —compartido— de poner un alto a la violencia de género. 
  El 17 de octubre de 2025, asistí al segundo y último fin de semana de funciones de “iHuman” del profesor Roberto Ramos Perea y la Compañía Nacional de Teatro,en el Teatro Victoria Espinosa en Santurce. Ya el escenario estaba revelado, una sala de un hogar y unas plataformas al fondo del escenario con una pantalla que proyectaba hacia un posible “afuera” desde un ventanal, que al comenzar la puesta cambiaba de fondo sugiriendo otros espacios habitados en la memoria. 
Foto por Alanis Manzano

El título del texto propone la discusión sobre la inteligencia artificial, pero su puesta en escena pulsó a otras dimensiones del sentipensar durante tres horas. El elenco incluye a Willie DentonUgohMelissa ReyesSonia RodriguezAdaluz SantosGina Figueroa Hamilton y Rafael Pagán. De este gran grupo de actores, el trabajo de Willie Denton como “Mario Casanova” y Ugoh como “Bruno”, un humanoide de Inteligencia Artificial adquirido por Mario, fue esencial. Este dúo es responsable de sostener un intercambio filosófico que entraba y despedía al resto del elenco, pues ponía la memoria y la toma de  decisiones como un territorio en disputa. La pieza baila entre el presente y el pasado mientras el personaje de Mario avanza hacia su inevitable muerte. En este vaivén del recordar y el “toma y dame” con un robot, me provocó pensar…  ¿qué recovecos de la memoria realmente son nuestros? O si nuestras memorias son el resultado inevitable de las causas sociales que nos atraviesan, incluyendo los prejuicios que nos generamos y construyen nuestra mirada y comportamiento humano… entonces, ¿de quién es la memoria y qué es la humanidad? 

   iHuman tensiona desde la humanidad y la programación artificial encaradas, la condición del ser humano en estado colonizado, atravesado por la injusticia, la guerra y el sentido de culpa. Más allá de intentar dar respuestas como las generaría un ordenador artificial de manera inmediata, insiste en cuestionarnos la mirada que sostenemos ante el mundo, o la mirada que llevamos en nuestro interior para luego mirar hacia fuera. 

      En esa insistencia, y a partir de estas tres piezas, me quedo con la reflexión de que la colonia aparece como “el Cuco” nombrado desde la ficción en estas poéticas. Ese Cuco que tanto evitamos nombrar para sentirnos más cómodos, pero que el teatro puertorriqueño, directa o indirectamente, se encarga de revelar.