Kathy Tejada: Sobre “Imperfecta invisible”

El jueves, 20 de julio fui a ver la obra “Imperfecta invisible” de Boundless Theatre Company, escrita por Nancy Millán y dirigida por Ismanuel Rodríguez, presentada en el Julia de Burgos Performance and Arts Center.

“Imperfecta invisible” es una obra poderosa y personal. Nos enfrenta a la violencia que invade nuestro quehacer diario, y que aceptamos, casi sin cuestionarlo: los “piropos”, los comentarios/opiniones acerca de nuestros cuerpos, pelo y preferencias, etc. Nancy Millán, junto con un equipo creativo extraordinariamente talentoso, nos lleva por una aventura de exploración de como rescatar los sueños de la niña que una vez fue. Con un montaje lleno de humor, música, canciones y honestidad nos revela las añoranzas y deseos de una niña que quiere jugar, ser vista y ser estrella, como sus artistas favoritos de la televisión; pero el mundo se encarga de dejarle saber que esos sueños no se verán cumplidos, así como es ella.  Nancy nos obliga a enfrentarnos, no sólo a los prejuicios sociales que sufren las personas con sobrepeso, sino a la misoginia en general. Con un texto feroz y mordiente, que Nancy nos entrega con voz dulce y melodiosa, nos arrebata la pantalla que tapa y esconde lo dañino y destructivo que pueden ser esas palabras, frases y observaciones que la gente arroja por doquier, sin pensar en como hieren y las cicatrices que nos dejan.

Con sus músicos, Jomel Rivera (guitarra y director musical), Skyler Volpe (bajo) y Pablo Eluchans (batería), todos extraordinarios, Nancy comparte anécdotas de su vida con vulnerabilidad y sinceridad. A veces tierna, y otras veces fuerte y estridente, su voz nos invita a conocer su vida y empatizamos con la profundad de su dolor y lo hermoso de sus triunfos, y es imposible no aplaudirlos a rabiar.

La escenografía a cargo de Omayra Garriga y diseño de luces de María-Cristina Fusté nos sumergen en un universo donde nos vemos rodeados de cuerpos; cuerpos que se pueden construir y deconstruir en partes para ser examinados y evaluados: piernas, brazos, torsos, cabezas, y que están siempre en el trasfondo de nuestra conciencia cultural, flotando como en el éter. En el centro del escenario está el universo donde se mueve Nancy, lleno de colores vivos y brillantes, caribeños: el rosa encendido del sofá, femenino y creador, como una matriz; el sillón/trono verde, como un tallo de donde florece esplendorosa y relumbrante; un televisor anaranjado nos da el contexto cultural que nos ayuda a comprender de donde vienen esas ideaciones de lo que es aceptable y femenino, y a la vez la fuente de sus sueñosde niña

La dirección impecable de Ismanuel Rodríguez hilvana el texto con las canciones con una fluidez inquebrantable dentro del hermoso universo de Nancy.

La composición y diseño de sonido de Cristian Gautier le añadieron otro nivel de textura y vida a esta producción.

El diseño del vestuario, a cargo de Oriana Sophia Lineweaver, con confección y costura a cargo de Sonia Mayo fue maravilloso.  Con telas de texturas llamativas y siluetas exuberantes airosamente resaltaron y reclamaron la poderosa y hermosa presencia de Nancy Millán.

Esperemos que muy pronto se repita la oportunidad de volver a verla en escena en este trabajo, tan importante y de tanta calidad artística.