Comentario Crítico Sobre: “Mi súper héroe favorito Roberto Clemente” de Manuel Morán
December 28, 2023Mi superhéroe favorito Roberto Clemente de Manuel Antonio Morán
En el sistema de Educación, el teatro se utiliza con fines didácticos. Pero una inmensa mayoría de las obras de teatro didácticas adolecen de que el dramaturgo desconoce los fundamentos elementales de la dramaturgia. Porque el dramaturgo primicia “el mensaje”sobre el concepto artístico. En otras palabras, el teatro es el medio para un fin. Las buenas intenciones son loables, pero revelan desconocimiento y el resultado es fallido.
El dramaturgo Manuel Morán escribió una obra que deconstruye todas esas construcciones mencionadas. Manuel Morán va más lejos, da un paso agigantado y crea innovaciones en un texto artístico y escrito con conocimiento de la dramaturgia, del teatro en general y de la educación. Una obra maravillosa de teatro escrita con rigor e inteligencia. Argumentar que la obra de Moran es un texto didáctico, es limitarlo, es no reconocer su valor como texto literario y dramático, es reducirlo y encasillarlo. Sería un acto de injusticia.
La obra de Manuel Morán es una obra de teatro, es un texto dramático (y lo reitero), cuyas intenciones son didácticas, el texto no solo está escrito para los estudiantes, sino que está dirigido a todo público. Por tanto, rebasa las intenciones originales. Que trasciende su objetivo primario, es una de sus cualidades indiscutibles. “Mi superhéroe favorito Roberto Clemente” es un logro dramatúrgico, de calidad literaria y artístico.
El comienzo de la pieza es genial. La acción inicial se desarrolla en una escuela. En un espacio abierto y público, se escucha una voz haciendo unos anuncios. Se convoca a los estudiantes a disfrazarse de superhéroes. Con este anuncio la pieza revela una metateatralidad.
El lector-espectador sabe por experiencia que disfrazarse supone un juego dramático, una interpretación del personaje que elige y actuará de acuerdo con el personaje que le fascina y le despierta la imaginación. Disfrazarse es una de las acciones que se hace para representar las mojigangas y participar en los carnavales. Una actividad colectiva carnavalesca de comunidad y pueblo.
Al otro día del anuncio de los disfraces, llegan a la escuela los estudiantes disfrazados, pero hay uno que rompe con la armonía, con lo establecido, con la norma standard. Este hecho causa el inicio del conflicto de la obra. Resalto que el conflicto no se establece por un trauma psicológico ni social. Los niños cuestionan al niño que rompió la norma e insisten que su vestuario no es representativo de un superhéroe. De una manera sencilla sin preparación de motivaciones previas, ni explicaciones que justifiquen sus acciones, como exigen algunos teóricos de la dramaturgia, Manuel Morán plantea no sólo el conflicto, ha puesto en duda, ha cuestionado qué es un superhéroe (lo que no es poco). O planteado de otra manera, ¿existe sólo una definición de los que es un superhéroe? Bobby, el niño vestido de su superhéroe, es cuestionado por sus compañeros y él va a responderles con argumentos y demostrarles con hechos por qué considera que Roberto Clemente es un superhéroe.
Con el principio de la obra, Manuel Morán ha creado expectativas en los lectores y en los estudiantes- espectadores. Porque les activa la destreza del pensamiento. Entonces, la obra se convierte en un conflicto de argumentos. Por un lado, los niños que cuestionan y niegan y por otro, Bobby quiere probar que Roberto Clemente es un superhéroe. Como aclaración, los superhéroes de los demás estudiantes son personajes de ficción mientras que Roberto Clemente sí existió. Los demás niños mencionan cualidades de los superhéroes. Ello demuestra el conocimiento que poseen esos niños de lo que es un superhéroe. Así, de esa manera impactante, empieza el conflicto, continúa el desarrollo de la obra, y Bobby refuerza sus argumentos contando hechos de la vida de Roberto Clemente que sustentan sus argumentos.
Veamos los recursos literarios y dramatúrgicos que maneja con destreza Manuel Morán para contarnos como un mago magistral la historia emblemática del Astro Boricua.
El espacio
Antes mencioné el espacio abierto y público, que es el patio de la escuela. Los espacios públicos, que todos conocemos, son lugares donde se dilucidan asuntos de todos conocidos. Se comparan con los ágoras de la antigua Grecia, donde filósofos y artistas discutían sus conceptos y se establecía el conflicto. En esa discusión pública participaban todos los que quisieran argumentar a favor, en contra y plantear otro punto de vista.
La escuela
¿Qué significa la escuela? “La escuela es un lugar donde vamos a aprender”. Así nos decían los padres y los maestros. Pero a mediados de los años 90, con la implementación del pensamiento crítico, la escuela se transforma en un lugar de argumentación y de discusión de conceptos e ideas, que más que recibir la información, el estudiante desarrolle las capacidades cognoscitivas, como pensar, cuestionar, comparar y contrastar, criticar y emitir opiniones (entre otras).
El cuento
Vamos al cuento que es la columna vertebral de esta obra. El recurso que tiene Bobby para contrarrestar los argumentos cuestionadores de sus compañeros de la escuela es contar la historia de Roberto Clemente. Y la cuenta en el patio de la escuela, antes de la celebración. El cuento es imprescindible en nuestro país y en todos los países del Caribe. La famosa frase: “vivir del cuento” denota la importancia del cuento en nuestras vidas, como diversión. El cuento fue la forma de educar en las comunidades en aquellos tiempos remotos. La irrupción del libro no invalidó el cuento, como la aparición de la televisión y el cine no han podido destruir la existencia de la radio ni del teatro. Pero ¿cómo se justifica que se cuente en una obra de teatro?
De acuerdo con la teoría de la dramaturgia norteamericana de los años 20, 30, 40 y 50, el cuento es incompatible con la obra dramática. En los años 30, 40 y 50 en Europa surgieron unos dramaturgos que crearon una estructura dramática no convencional que cambiaron la forma de componer una obra de teatro. También hay que añadir que en los años 60 y 70 surgió el movimiento de teatro llamado Creación Colectiva que estaba influenciado por las teorías dramáticas del dramaturgo alemán Bertolt Brecht.
El cuento es contado por un niño para otros niños y a su vez la representación del cuento lo presencian los estudiantes-espectadores. Es un acierto del dramaturgo que merece elogios.
La estructura dramática
Otro elemento significativo que señalar es la estructura dramática fragmentada. En las obras de estructura convencional el conflicto y sus implicaciones y las causas y los efectos son los que desarrollan la acción dramática de las obras. En la estructura dramática fragmentada cambia drásticamente las reglas de la composición. Para el teatro épico (otra forma de llamarle didáctico a la dramaturgia de Brecht) persigue el propósito de enseñar a los espectadores, quiere provocar el pensamiento para que comprenda cómo funciona la sociedad. En “Mi superhéroe favorito Roberto Clemente”, Manuel Morán recurre a las narraciones, a las escenas dramáticas, a la poesía, a las canciones y a los bailes, logrando con ello un placer estético. Una diversidad de recursos que se utilizan en las escuelas. Manuel Morán no quiere que los lectores estudiantes-espectadores no olviden ni por un segundo que la obra se desarrolla en una escuela.
La trama
La trama es la manera en que el dramaturgo nos cuenta una historia de teatro. Y una historia dramática se puede contar de muchas maneras y ser todas efectivas, depende de los propósitos del dramaturgo. Manuel Morán cuenta la historia partiendo de una discusión que se repite a lo largo de la obra y recurre al recurso de la retrospección, que significa traer escenas del pasado que explican el presente. En el caso de “Mi superhéroe favorito Roberto Clemente”, el pasado se plantea para sustentar argumentos. Es un recurso literario y dramático que puede ser complicado. ¿Por qué el dramaturgo recurrió a la retrospección cuando la obra está escrita para niños?
La subestimación
De una manera inconsciente las obras de teatro educativo subestiman la capacidad de entendimiento de los niños cuando se enfrentan a una representación teatral. Se pasa por alto de que los niños espectadores pueden entender los planteamientos de una obra. En el afán del llamado “mensaje”, a las obras educativas se les exige (por aquellos que desconocen el teatro) que tienen que ser claras, explícitas y comprensibles. Ese argumento, que se confunde con el sofismo, se derivó de la escuela de psicología llamada el Conductismo. El refuerzo y la conducta observable. Manuel Morán marca la différance y deconstruye toda una teoría del teatro educativo que se propaló en los sistemas de educación. En “Mi superhéroe favorito Roberto Clemente”, el dramaturgo respeta la capacidad de entendimiento y análisis que puedan hacer los estudiantes espectadores y lectores. La obra está construida para desarrollar esas destrezas del pensamiento y el disfrute artístico, pero están plasmadas implícitas con una sabiduría y una estética que apenas se perciben en el texto. Porque toda obra de teatro apunta a provocar la psiquis de los espectadores. Porque los estudiantes espectadores no son entes pasivos.
Composición de una obra didáctica
¿Cómo se escribe una obra de teatro? ¿Cómo se escribe una obra de teatro con fines didácticos? El génesis de una obra de teatro es un enigma. Pero para escribir una obra de teatro didáctica el dramaturgo se traza unos objetivos y escribe la obra como el maestro escribe la planificación de la semana. Para lograr esa composición, el dramaturgo debe poseer conocimientos de las teorías de la educación y saber cuáles son las destrezas que quiere desarrollar en los estudiantes y cuáles serán los resultados después de la lectura o de la representación. Manuel Morán posee esos conocimientos imprescindibles, tiene experiencia como actor, como director, como dramaturgo y como educador. “Mi superhéroe favorito Roberto Clemente” es un texto dramático de calidad literaria.
Al final de la lectura de la obra o de la representación, generará una discusión que no se quedará en lo anecdótico de la obra, sino que los maestros pueden analizar el texto literario y contrastarlo con la representación (ambas actividades sería lo ideal), discutir las destrezas del pensamiento crítico plasmadas en el texto y se pueda emitir un juicio crítico de lo planteado por el dramaturgo. Dicho de otra manera, “Mi superhéroe favorito Roberto Clemente” es un texto literario escrito con unos diálogos rítmicos, precisos, líricos, y libres de toda parrafada inútil y moralizadora, una escritura que facilita el desarrollo del conflicto, sus complicaciones y clímax.
Roberto Clemente es un héroe nacional e internacional que todos coincidimos y no provoca divisiones en la sociedad. Antes de su muerte trágica, Momen era un héroe de las Grandes Ligas. La empatía y la compasión que Clemente sintió por el pueblo de Nicaragua tras el terremoto engrandeció la heroicidad que habitaba en él. En su afán de llevar ayuda humanitaria a los sufridos, perdió la vida. La noticia conmovió al mundo. Manuel Morán acertó al escoger a Roberto Clemente como el superhéroe de su obra. Si el dramaturgo hubiera escrito sólo la historia de Clemente, obviando a los niños y todos sus propósitos, hubiera sido una buena obra sobre Roberto Clemente y hubiera cumplido con lo educativo tradicional, pero al tener objetivos más trascendentales elevó la historia de Clemente a una categoría de gran obra, con todo lo que implica esta aseveración. En su estructura fragmentada, Manuel Morán inserta la historia de Rosa Park. Una escena sorpresiva y pertinente en la obra, porque con ella contextualiza a Roberto Clemente en la época de la lucha por derogar las leyes de segregación. Con esta escena magnífica, el dramaturgo hace una extrapolación que la atempera con los estándares de la educación. En otras palabras, el teatro conecta con la Historia, no solo con la historia de Roberto Clemente, sino con la historia en Estados Unidos que es el lugar donde ocurre la obra.
Antes de finalizar este comentario, es preciso decir que el final de la obra no podía ser otro que el que escogió el dramaturgo. Una sorpresa gratificante. En ese final, se resume todo lo que se propuso con su pieza, y es una lección en cuanto a la solución de los conflictos. Es un cierre que produce discusión y placer estético.
El dramaturgo Manuel Morán escribió una excelente obra de teatro que superó sus propósitos iniciales, que es una aportación valiosa a la dramaturgia puertorriqueña, que también se suma a la literatura dramática, como un texto fundamental, una pieza que deberían presenciar estudiantes, padres y madres y público en general, que debería asignarse en las escuelas y discutirse en las salas de clases.
Carlos Canales
Dramaturgo, narrador y educador
Norwich, CT, USA, diciembre de 2023