Crónica de Teatro SEA y Micro Theater New York I

Crónica de Teatro SEA y Micro Theater New York I

March 15, 2023 0 By Carlos Canales
Carlos Canales: Crónica de Teatro SEA y Micro Theater New York I
(En la foto con el Dr. Manuel Morán ?: Celeste Arrieta)

El pasado 10 de marzo de 2023, Celeste, Faustine y yo partimos hacia Teatro SEA en Nueva York. En el trayecto conversábamos de la Ciudad que nunca duerme. Les recordaba que había vivido los primeros 5 años de mi vida en la calle Ámsterdam con Broadway.  
Entrando a Welcome to New York, el tráfico se complicó y siguió complicándose hasta llegar a 107 Sufflok Street, dirección del Teatro SEA ubicado en el Centro Cultural Clemente Soto Vélez. Encontrar parking fue una odisea también, pero estacionamos en uno cerca del teatro. En Superboom Bakehouse (120 Rivington Street), compramos unos dulces deliciosos y nos los comimos en una mesa ubicada enfrente del negocio. Mientras comíamos escuchábamos todos los ruidos. 
En el Centro Cultural Clemente Soto Vélez preguntamos y nos indicaron la puerta de entrada al Teatro SEA. Inmediatamente el Dr. Manuel Morán vino a nuestro encuentro, nos saludamos, presentaciones de mi familia y del staff, personas amables y profesionales. Manuel nos mostró la sala de teatro que la están preparando para el próximo montaje Las locaventuras de Don Quijote que se estrenará en este mes de marzo. Me gustó esa sala y percibí la magia de los montajes anteriores y futuros. Una epifanía.
Después Manuel y yo nos quedamos dialogando. Una grata conversación. Me dio unas noticias que pronto él las hará públicas cuando sea el momento adecuado. Me alegré mucho. Además, Manuel tuvo la cortesía de obsequiarme y firmar uno de sus libros de teatro.  Tuvimos una buena conversación de la enseñanza del género teatro en las escuelas y de la labor de Teatro SEA. Una labor encomiable. Quedé agradecido por su amabilidad. Al final, Celeste nos tomó una foto.
Regresé a la mesa del lobby donde estaba sentadas Celeste y Faustine. Ellas conversaban y respondían mensajes en sus celulares. En cambio, yo empezaba mi inevitable proceso introspectivo. Un miembro del staff se me acerca y me obsequia los boletos y le agradezco la gentileza. Celeste y Faustine empiezan a buscar información de las obras. Cuando la encuentran, la comentan y yo solo afirmo con la cabeza. Me sentía en otra dimensión. No importa el lugar que visite en Nueva York, me transportó y flaneo.
Faltaban dos horas para el comienzo del Micro Theater New York 2023.
En el ínterin, el staff trabajaba, preparaba, dando toques finales y cuidando detalles; llegaban actores y actrices de algunas de las obras. Escuché un ensayo y se repetía el parlamento: “¡Putas! Putas ¡Putas!” Escucharlas fue una premonición. Entonces, empezó a llover, y vinieron mis retrospecciones neoyorquinas de mi niñez. Los sábados… mi hermano y yo íbamos con nuestro padre a Bleecker Street a comprar tecnología. Las mañanas y las tardes que mi madre, mi padre, mi hermano y yo paleábamos la nieve de la acera y de las escaleras. La visita de familiares y amigos. 
Y sentí una nostalgia inmensa por la gente, por el colegio, por las calles, por los trenes y por el edificio donde vivíamos. Y de repente, me vi vestido de El Zorro. Las películas de 8 milímetros que grabó mi padre y mi hermano. Y la noche que mi madre y yo nos fuimos de Nueva York la reviví más nítida que cuando la viví en 1960. Atrás quedó el basement, el velocípedo, el Viewmaster, los trenes, los LP de trenes, los trucks de bomberos, los vestuarios de El Zorro y mis primeros años…
Un comentario de Celeste me devolvió al Teatro SEA, pero persistía la emoción del pasado lejano que cada día que pasa se aleja más y se alejará del todo cuando yo me haya ido hacia el olvido. Me concentré en el lobby (una atmósfera de armonía y quietud) y me conecté con el teatro de manera presencial, no desde la escritura en mi escritorio sino desde el hecho. Recordé los estrenos en el Ateneo Puertorriqueño, en el Centro de Bellas Artes y en todas las salas de teatro de la isla, y los estrenos en otros países. 
Llega la hora de abrir las puertas del Teatro SEA y comienza el flujo de gente. El staff lo recibe con cordialidad y profesionalismo. Al rato me doy cuenta de que es un público heterogéneo (como siempre) pero éste tenía una particularidad: los diferentes rostros y acentos de personas hablando en español y traduciéndoles a los norteamericanos que los acompañaban.(“Nueva York es una ciudad cosmopolita”.) Una alarma de prevención. Me hago una idea de los espectadores presenciando las 5 obras y me siento intimidado.
(Con Josean Ortiz ?: Celeste Arrieta)

Minutos antes de empezar la función, escucho una campana y un miembro del staff del Teatro SEA menciona el título de la primera obra de la noche.  El público se levanta, hace una fila, viene una persona a buscarlo y lo lleva a las diferentes salas ubicadas en el segundo piso.

Cuando llega el turno de ver la representación de Historias de mi gente, empieza en mí la emoción, las expectativas, las dudas, las preguntas y las respuestas no se hicieron esperar. También me dije: “ha llegado el momento de la verdad” y me cuestioné: “¿con qué montaje me voy a encontrar?, ¿cómo la interpretarán los actores y las actrices?, ¿cómo será la reacción de los espectadores?” Preguntas repetitivas que me asaltan en las representaciones de mis textos. En el momento de hacer la fila de Historias de mi gente me llevé la sorpresa de encontrar al actor y director Josean Ortiz. Fue una alegría encontrarlo y se duplicó cuando me dijo: “la primera obra que voy a ver será la tuya”. También tuvo la cortesía de sentarse a mi lado.

Celeste y Faustine estaban sentadas a mi derecha.

Sonreían entusiasmadas y tenían preparados los celulares.

Cuando abrieron la puerta de la sala, conocí a Héctor Luis Rivera, el director de Historias de mi gente. Es preciso aclarar: Fue más que el director.

(Con Héctor Luis Rivera ?:Celeste Arrieta) 

Esta crónica continuará…